Por Raquel Gutiérrez Aguilar. No pretendo, ni por un solo momento, elaborar una teoría general de la liberación de las mujeres. Lo que busco es, simplemente, brindar pautas para lograr hacer un recuento de cómo nosotras hemos sido socialmente construidas de un determinado modo que en muchos aspectos nos llena de insatisfacción para que, a partir de ahí, vislumbremos la manera como producimos nuestra comprensión en el mundo –es decir, atisbemos en el universo de lo simbólico– y logremos ubicar para después desmontar, los dispositivos y configuraciones sociales de opresión, de impedimento hacia la libre disposición de nosotras mismas, que están también –y sobre todo– inscritas en nuestros cuerpos, grabadas en nuestra psique.
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